Manifiesto de Caracas
1998

América Latina.

Argentina.

La patria como crisol de razas.

Los que estaban y los que llegaron de los barcos.

¿Cómo es una cultura con identidad propia?

Soy un europeo nacido en el exilio, dijo Borges.

Gardel, el tango, el Che Guevara...

El club de fútbol Boca Juniors.

La necesidad contínua del psicoanalista: “mamita te pega porque te quiere y a mi me duele más que a vos...”

Las marcas invisibles de la dictadura.

La publicidad. El periodismo. El mercado del arte.

Buenos Aires: poner cara de que me interesa lo que se dice en las reuniones. Dar propinas. Perder la billetera. Pedalear como tonto mientras miro la tele en la bicicleta fija del gimnasio.

Lo anterior es la inspiración. Ahora voy a describir el gesto interno, el rumbo, la acción misma.

Subo al último mangrullo que quedó en pie en lo que fue la zona de fortines, en la frontera, en los confines de la pampa húmeda.

El secreto es callarse, mirar hacia el Norte, hacia la inmensa América, y descifrar lo que te dice el viento.

Galopes, gritos del malón que viene degollando, balazos, festejos de aguardiente.

El rocío. La inevitable calma.

Llantos de cautivas que parecen orgasmos.

Luego, dejarse embeber por lo más refinado del espíritu bolivariano.

Dejarse poseer.

Reencarnarse en la fiereza del Indio Guaicaipuru.

Escuchar a Iemanjá, a Ochum, a Obatalá.

Internalizar la mística y los ideales del muralismo mexicano para luego hacer switch y adaptarlos a los códigos actuales de comunicación de esta insensata aldea global-Armani-Dolce Gabbana-misiles a Belgrado-realidad virtual.

Pelear a machetazo limpio.

Sentirse en las huestes del profeta Martí.

Sentirse Maradona.

Tomar caipirinha desde el mediodía hasta que se ponga el sol.

Formar un grupo para cantar en restoranes: cuatro, maracas, guitarra y arpa.

Ir a jugar con los duendes de la siesta que viven en la selva
del Chaco paraguayo.

Experimentar la intesidad de un loco amor: rojaijú, guaraní, cuñataí...

Pop Latino: Un shopping center de cartón pintado que tambalea azotado por los vientos patagónicos.

Pop Latino: Al terracota profundo de la América/Altiplana lo cambio por rojo tahití, verde calypso o rosado escarlata.

El color de los carros en Maracaibo.

Trabajar en lo visual con frases hechas y arriesgar por el camino de la obviedad: primer plano, gran angular, fondo, mensaje social.

Un toque de humor y cierta liviandad en la mirada.

Evitar lagrimear por miedo de llorar hasta morir.

“Tú no tienes la culpa que el mundo sea tan feo”, dice Manu Chao en un disco de moda.

Yo digo como dice el bolero:
“Vuelvo a casa y tú no estás.
Te busco.
Ya no estás.”

Marcos López